“¿Has visto una luciérnaga?” comenzó en febrero de 2009.
Somos José Ramón Guzmán Álvarez y Raphaël De Cock y todos los colaboradores que durante estos años han contribuido con sus mensajes, formularios y fotografías a aumentar el conocimiento que tenemos sobre las luciérnagas de España.
Comenzamos en febrero de 2009, un día en que a José Ramón Guzmán Álvarez le entró la preocupación por los bichitos de luz. Le pasó un poco lo que a muchos nos pasa: de chico veía luciérnagas en el campo y desde hacía un montón de tiempo no se había topado con ninguna. Así que venció su timidez y preguntó a todo aquel que parecía tener pinta de saber algo de luciérnagas. Que no fueron muchos, todo hay que decirlo. Y eso que durante el día trabaja en la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía.
Sus amigos preguntaron a otros amigos. También echaron mano de conocidos e, incluso, de desconocidos, pasándose la cuestión de unos a otros. Hasta trataron de localizar a algún especialista de lampíridos en España, que así se llama la familia de estos insectos. Pero, ¡nada!: localizaron a expertos en odonatos, que son las libélulas, y en dípteros, que son las moscas y mosquitos, y en otros bichos, pero no había nadie que supiera mucho de gusanos de luz.
Entonces, le preguntó a Google.
Cuando se puso a buscar en español, no fue capaz de localizar gran cosa. Así que le escribió en inglés. Y como por arte de magia, casi sin esfuerzo, Google le puso ante sus ojos la web http://www.glowworms.org.uk/.
¡Qué buena idea!: una página para recopilar información sobre las luciérnagas en el Reino Unido conducida por Robin Scagell. Y para mayor alegría, la web daba acceso a un libro pequeñito pero muy grande en contenido: “The Glow Worm”, de John Tyler http://www.johntyler.co.uk/gwfacts.htm
Gracias a la web y al libro, descubrió que las luciérnagas se alimentan de caracoles y babosas cuando son larvas (con lo delicadas y mágicas que parecen cuando se ponen guapas para buscar pareja) y que se encienden y apagan por razón de amores, pero también por estrés o por causas desconocidas. Y se le reveló un panorama mucho más complejo del que había imaginado: a pesar de que España no es comparable con los Trópicos, ¡habitan varias especies de bichos de luz entre nosotros!. En todo caso, no se le quitó la mosca de encima, más bien al contrario: Robin y John también estaban preocupados por la situación de los gusanos de luz, sospechaban que su presencia es cada vez más escasa. Y lo suyo no era un barrunto ni una intución porque ellos sabían realmente de luciérnagas.
De modo que tomó una decisión. Había que ayudar a Google a responder en español cuando alguien se interesara por las luciérnagas. Y se puso manos a la obra y escribió un e-mail a John y a Robin para pedirles ayuda para copiarles su idea porque, aunque sabía algo de alcaudones y de sapos, tenía sólo un conocimiento ligero e incipiente sobre luciérnagas.
Robin y John no se ofendieron por la petición. Bien al contrario, se congratularon de la iniciativa, le regalaron muchos consejos y hasta le ofrecieron usar sus fotografías para decorar la web. Con buen criterio, porque una web de luciérnagas conviene que esté ilustrada, sobre todo cuando no se sabe prácticamente nada de ellas.
Entre todas las recomendaciones, le hicieron una que cambiaría el curso de los acontecimientos. La iniciativa estaba bien, pero si lo que se pretendía era resolver dudas e inquietudes sobre los gusanos de luz, parecía apropiado que detrás de ella estuviera alguien que conociera a estos bichos. Que los supiera distinguir. Que estuviera familiarizado con las especies que hay en España y con sus nombres científicos. Que las hubiera visto recientemente.
Esa persona existía, lo que pasa es que vivía en Bélgica.
John Tyler tomó la iniciativa y contactó directamente con Raphaël De Cock: “Incidentally, Robin and I have been contacted by a chap who is planning to launch a glow-worm survey in Spain.” Y nada más recibir el correo, Raphaël le escribió unas líneas a este tipo que estaba pensando en lanzar un estudio sobre los gusanos de luz en España.
Raphaël De Cock va sabiendo cada vez más de luciérnagas desde que hiciera su tesis doctoral en la Universidad de Amberes sobre aspectos ecológicos de estos insectos. Con el paso del tiempo, ha conocido luciérnagas de muchas partes del Mundo, desde Siberia hasta las Montañas Rocosas de Estados Unidos. Y junto a las luciérnagas, ha ido reuniendo decenas de amigos que comparten la inquietud por estos insectos portadores de luz. Porque si bien la comunidad de investigadores de lampíridos (¿tal vez luciérnagos?) no es muy numerosa, reina la camaradería entre ellos. Ha trabajado en muchos proyectos de investigación y ha publicado numerosos artículos, que puedes consultar en https://www.researchgate.net/profile/Raphael_De_Cock/contributions. Raphaël dedica muchas horas a las luciérnagas, forman parte de su vida, aunque no se dedica profesionalmente a ello. Otra actividad, la música y el canto, son las que llenan su espacio profesional http://www.raphaeldecock.be/
José Ramón Guzmán Álvarez ha aprendido por fin a distinguirlas. Ya casi no se confunde, a fuerza de comparar fotografías y de ser corregido benévolamente por Raphaël. Incluso es capaz de escribir sus nombres en latín. Y pertenece a la Red de Luciernólogos Internacionales (en inglés parece sonar mejor: FIN, Fireflyers International Network), siendo en la actualidad el representante europeo del comité de dirección de esta asociación. De todos modos, todavía no sabe muy bien qué responder a quienes le preguntan que dónde pueden encontrar luciérnagas este verano (sospecha que no hay forma de saberlo, al menos para las luciérnagas autóctonas de España). Por eso piensa que descubrir una luciérnaga brillando seguirá siendo un goce y un espectáculo fabuloso para quien tenga la fortuna de encontrarse con una. Y anima a salir al campo de noche para buscarlas, y si no se ven, pues no pasa nada, que seguro que se habrá escuchado el pitido de algún autillo o la brisa nos habrá refrescado. Continúa, eso sí, preocupado por las luciérnagas, si van a menos. No puede asegurar nada, aunque desde luego, tanta iluminación nocturna innecesaria no les debe venir demasiado bien (y la contaminación lumínica no es la única fuente de sus temores…). Por eso sigue animado y se ha adaptado a sus horarios nocturnos y aprovecha cuando los chiquitillos se han dormido para continuar entretenidos en estos escarabajos (¡sí, las luciérnagas son coleópteros!), así que tiene menos tiempo para escribir cuentos https://juaneldeloscolores.wordpress.com/ y greguerías http://www.greguerias.es/ o para echar cuenta de otras tareas https://www.researchgate.net/profile/Jose_Ramon_Guzman-Alvarez/contributions.
Decíamos que “¿Has visto una luciérnaga?” no sería posible sin las aportaciones de muchos colaboradores. A lo largo de la web podréis encontrarlos a través de sus avistamientos, sus añoranzas o sus inquietudes. También, y muy especialmente, en sus fotografías. Y en este capítulo, gusanosdeluz no sería nada sin Biodiversidad Virtual http://www.biodiversidadvirtual.org/ , la gran plataforma científica y divulgativa basada en el trabajo colaborativo y la participación ciudadana. De modo un tanto temerario, su promotor, Antonio Ordóñez invitó a sumarnos al equipo de revisión de fotografías permitiéndonos tener acceso a una fabulosa fuente de información distribuida en todo el territorio http://www.biodiversidadvirtual.org/insectarium/Familia-Lampyridae-cat183.html
Si esto sale adelante es gracias a los que entienden de web. Alejandro Postigo diseñó la primera versión de la página que nos permitió comenzar y madurar. Y esta segunda versión es obra de Javier Nievas, de Pynso, que nos ha empujado a dar pequeños pasos tecnológicos adelante. Y hablando de tecnología, siempre hemos contado con el apoyo de Pablo Guzmán para hacernos entender en el mundillo de los hosting, los dominios y esas cuestiones que nos han dado más de un dolor de cabeza.
Y ya está. Como dice el bueno de Bugs Bunny: ¡eso es todo, amigos!, ¡que disfrutéis!