Busquemos luciérnagas

¡Entre todos!
Luciérnagas y gamusinos

Encontrar una luciérnaga es una experiencia fascinante. Tal es nuestro asombro que tendemos a compartir la alegría de nuestro descubrimiento.

Con un poco de suerte, si continuamos caminando por el camino o la vereda que llevemos, quizás localicemos otro gusano de luz. Es como si una linternita led, de las que venden en los bazares o en las gasolineras, se hubiera quedado olvidada, emitiendo un leve destello verde fluorescente. Cuando nos acercamos, en seguida nos cercioramos que la luz es producida por un bichito. Pero al iluminarlo con nuestra propia linterna, usualmente mucho más potente, la luz del insecto queda diluida.

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Los encuentros con las luciérnagas europeas suelen ser muy modestos en comparación con el espectáculo de especies que habitan en otros lugares del mundo. Es como si comparásemos la sobriedad de un cantautor en un local a media luz para noctámbulos con un musical de Broadway.

La pregunta del millón en nuestro entorno europeo y mediterráneo es dónde y cómo se pueden ver luciérnagas.

La respuesta es que … ¡no lo sabemos! Lo que no siginifca que no lo queramos decir, sino que no podemos asegurar dónde y cuándo se puede encontrar uan luciérnaga brillando en un jardín, o en un seto, o en una senda. Podemos dar ciertas recomendaciones, recomendar buscar en determinada época del año, animar a salir al campo de noche, a recorrer caminos con la fresca… pero a partir de ahí, todo se lo debemos dejar fiado a las hembras de las luciérnagas quienes con frecuencia muestran un comportamiento poco ajustado a nuestros deseos.

Sin embargo, tampoco tiene que quedar la sensación de que buscar luciérnagas sea como cazar gamusinos. No: los gusanos de luz existen y a veces están ahí fuera, esperándonos para sorprendernos

Para quien no pueda aguantar las ganas de ver luciérnagas

Quien viva en Malasia, o en las montañas rocosas de Estados Unidos, o en el interior de México o en Costa Rica o en otros muchos países, podrá dar solución a su inquietud de una manera más o menos sencilla porque son lugares en donde, en áreas bien conservadas, se disfruta del espectáculo de cientos de luciérnagas brillando al unísono dando un concierto de luz con sus instrumentos de color.

Es bastante probable que no estemos viviendo en esos lugares mientras leamos estas líneas, lo cual es conocido por empresas locales de turismo que incorporan visitas a las zonas de presencia de luciérnagas en los paquetes de vacaciones.

http://voices.nationalgeographic.com/2014/06/13/fireflies-lightning-bugs-summer-facts-weird-animals-science/?utm_source=Facebook&utm_medium=Social&utm_content=link_fb20140614ngnw-lightningbugs&utm_campaign=Content&sf3296591=1

Como Tailandia queda un poco retirada, habrá muchos que no podrán ni ponerse a soñar en ello. Afortunadamente, y dentro de la modalidad turística, hay una alternativa más próxima para tratar de visitar un sitio en donde poder contemplar luciérnagas con garantías de éxito y de modo regulado: el Parque Biológico de Gaia, localidad próxima a Oporto, en Portugal (http://www.parquebiologico.pt/), un parque de la naturaleza que tiene la fortuna de contar con poblaciones de seis especies distintas de luciérnagas. Algunas de ellas, como la luciérnaga mediterránea o Nyctophila reichii, la luciérnaga pequeña o Lamprohiza paulinoi, luciérnaga ibérica o Lampyris iberica, también están presentes en España. Este conjunto de especies muestran un patrón similar de bioluminiscencia: la hembra enciende la lucecita desde el suelo para atraer a los machos voladores. Y cuando el macho encuentra a la hembra y se aparea, pues se acabó el negocio… (desafortunadamente, esto puede llegar a ocurrir antes incluso de que los seres humanos hayamos advertido la luminosidad…).

Pero en el Parque Biologica de Gaia también está presente una especie que muestra un comportamiento diferente. Los machos de la Luciola lusitanica vuelan también buscando a las hembras, pero mientras patrullan encienden de modo intermitente un pilotito de posición parpadeante. De modo que cuando se pasea un día de junio recién anochecido bajo las frondas de los olmos, sauces y otros árboles del parque, se tiene la impresión de estar literalmente atravesando una constelación de estrellas fugaces que se entretuvieran zigzagueando sobre el suelo antes de detenerse a descansar sobre una hoja.

Aprovechando este potencial, el Parque Biologico de Gaia abre sus puertas algunas noches del mes de junio para hacer un recorrido d eunos 2 km lleno de sorpresas:

https://www.youtube.com/watch?v=ex92uPwyQA4

Buscando luciérnagas sin recorrer mundo

Que no sea fácil dar consejos sobre dónde y cuándo toparse exactamente con un gusano de luz no significa que no sea posible buscarlos y encontrarlos. De hecho, esta es la invitación de “¿Has visto una luciérnaga?”: aprender entre todos a conocerlos mejor.

La buena noticia es que las luciernagas están presentes en toda España. Posiblemente su presencia haya disminuido en las últimas décadas, tal y como se ha detectado en otros países. Ciertamente son esquivas y aparecen cuando menos lo esperas… pero, ¡es posible encontrar luciérnagas!

Pero, antes de nada, es necesario desvelar un secreto de los investigadores de luciérnagas: el conocimiento de muchas especies se debe fundamentalmente a la localización de los machos que son capturados mediante trampeo científico imitando la luminsicencia de las hembras. De hecho, muchos de nosotros habremos visto machos de luciérnagas pero nos habrán pasado desapercibidos porque no habremos asociado el escarabajo volador que ha podido ser atraído por algún foco de luz de nuestra terraza o alguna lamparita de camping con la image estereotipada de una luciérnaga. Ciertamente, no son nada parecidos a simple vista los machos y las hembras de las luciérnagas más frecuentes de España…
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También es bastante posible que hayamos visto alguna vez una larva de gusano de luz andando por el monte, o limpiando el jardín, al levantar algún tronquito o una piedra. Pero, igualmente, no hemos asociado ese gusanos alargado (aunque, ¡ojo!, tiene patas, como toda larva de coleóptero) con las luciérnagas.

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Las luciérnagas están presentes en casi todos los hábitat de nuestro país, desde las arenas de las playas del Cantábrico a las altas cumbres de Sierra Nevada. Viven en el soleado Cabo de Gata, en las dehesas extremeñas y en los pinares del Pirineo. En hayedos y en campos de cultivos, en ramblas y en márgenes de ríos. Les gustan nuestros jardines (siempre que no abusemos de los insecticidas y, en particular, de los helicidas) y los huertos. ¡A pesar de que les afectan negativamente muchos de nuestros excesos (especialmente tanta iluminación tontorrona como tenemos por todas partes), son especies que conviven todavía con nosotros!

Lo que necesitamos son algunas pistas para conocerlas mejor, a ver si así fuéramos capaces de encontrarlas.

Y, en cualquier caso, siempre nos quedan los encuentros fortuitos, la presencia inesperada. Y si llegado el caso las observáramos en nuestro jardín o en un campo cerca de nuestra casa, es la mejor prueba de que allí habitan por lo que podremos pensar en orientar nuestras pesquisas con mayor probabilidad de acierto.

Dónde viven

Hasta hace poco, pensábamos que había un elemento clave para determinar la la posibilidad de presencia de luciérnagas: la presencia de caracoles o babosas.

Esto sigue siendo así en muchos casos, pero tenemos la sospecha de que la luciérnaga mediterránea (Nyctophila reichii), la más frecuente en España descontando la cordillera cantábrica, pueda alimentarse de otros bichitos de modo que su presencia tal vez no esté indisolublemente unida a los gasterópodos terrestres. Este es uno de los misterios que tendremos que desvelar entre todos…

Teniendo en cuenta su dieta básica, los lugares más apropiados serán aquellos que cuenten con unas condiciones apropiadas para los moluscos terrestres, al menos durante la época del año precisa para su desarrollo.

En los ambientes más netamente mediterráneos los hábitats propicios podran ser, por ejemplo, las huertas y los jardines en donde la presencia de agua durante los meses del estío haga más llevaderas las altas temperaturas. Por las mismas razones, los márgenes de arroyos o acequias son otros hábitat idóneos. En estos lugares, las luciérnagas encuentran un buen acomodo en los muros de separación entre las parcelas o entre las piedras de los balates de los bancales o paratas.

Las condiciones de humedad creadas por la presencia de ríos y arroyos favorecerá la presencia de luciérnagas en los pastizales y vegetación de las proximidades de los cursos. De hecho, en inventarios realizados en otros países, se ha puesto en evidencia que las colonias de luciérnagas son mucho más frecuentes en las franjas de terreno aledañas a los cauces.

Otros ambiente favorecedores son los pastizales y los campos de cultivo frescos, sobre todo en vaguadas y umbrías.

Conforme las temperaturas sean menos cálidas en latitudes más norteñas o en las montañas, los hábitats propicios para las luciérnagas serán más numerosos. En estos lugares, la estructura, más que la composición de la flora, determina los biotopos más idóneos para las luciérnagas, que evitarán, en general, los ambientes excesivamente uniformes como los pastizales muy extensos o los bosques cerrados. Es frecuente encontrarlas en el césped de los jardines, en campos de golf o en las praderas del ganado. Los paisajes en mosaico en donde se suceden los campos abiertos y los setos, bosquetes u otro tipo de formaciones, parecen ser los territorios predilectos de las luciérnagas (en especial de las de los géneros Lampyris y Lamprohiza). Las especies del género Nyctophila parecen estar más adaptadas a los matorrales y a los pastizales de montaña, aunque en realidad está un poco por todos lados…

Hay otro factor que explica la presencia de colonias de gusanos de luz: no solamente debe ser un hábitat apropiado, sino que sea (o haya sido accesible) a territorios cercanos a otras colonias. De hecho, la fragmentación del paisaje, de lo que se deriva el aislamiento de los territorios aptos para los gusanos de luz, junto con el exceso de iluminación nocturna (contaminación lumínica) que interfiere sobre el comportamiento de las larvas y adultos, son las principales causas de amenaza para este insecto.

Cómo buscar luciérnagas

Hay una paradoja que ayuda a comprender por qué no es tan sencillo buscar luciérnagas hembras.

Lo primero que hay que tomar en consideración es su peculiar ciclo de vida [hiperenlace a Historia natural]. Durante la mayor parte de su existencia, las luciérnagas son larvas que o bien deambulan buscando alguna presa, o bien descansan o invernan bajo la hojarasca o alguna piedra. Suelen mostrar hábitos crepusculares o nocturnos (aunque las larvas de Nyctophila reichii también se ven con cierta frecuencia durante el día) y, alguna noche que otra (a menudo bajo condiciones de alta humedad o después de un aguacero) emiten luz con breves pulsos interrumpidos por intervalos de más de 30 segundos [enlace a por qué emiten luz las larvas].

Durante su segundo año de vida, hacia el mes de abrol o mayo, entran en estado de pupación y al cabo de varias semanas emergen de forma escalonada los adultos. La aparición de unos y otros suele no es sincrónica. Algunas hembras aparecen unos días antes que los machos y algunas otras emergen unos días después que los últimos machos. Y esta falta de sintonía es la principal causa de que nosotros podamos ver luciérnagas hembras brillantes. Porque las hembras adelantadas y las atrasadas se preparan para encandilar a sus potenciales romeos subiéndose a una ramita o encaramándose a una pared. Tuercen la aprte final del abdomen, de modo que el interior quede más visible, y activan la lamparilla. Y a esperar.

Imaginaos lo larga que le puede resultar la espera a aquellas hembras que han salido del estado de pupa cuando no queda ningún macho en kilómetros a la redonda. Tan larga como que noche tras noche, a veces durante más de una semana, la hembra persevera en su actitud de cortejo. Estas desafortunadas solteronas son, sin embargo, la fuente de nuestro regocijo porque son las que consiguen que abuelos nietos se congreguen ante ellas, gozosos por tener una luciérnaga en el jardín.

¿Cuál es la paradoja? Pues que durante el periodo de máxima actividad de las luciérnagas adultas, cuando hay mayor número enfrascados en sus tareas de jugar a pillar pero al revés, porque el truco consiste en no esconderse, justamente en ese tiempo nos puede resultar casi imposible encontrarlas. De hecho, podemos estar conviviendo con una población muy numerosa de luciérnagas y ni enterarnos. Poque llegado el momento del crepúsculo, nada más emerger de la pupa, basta con activar la lucecita para que algún macho (o más de uno) se sienta atraído. Y llegado el caso, se apaga el candil porque ya ha cumplido su función.

Es más: se piensa que como las larvas tienden a pupar en grupo, ni siquiera hará falta activar la luz en algunas ocasiones, porque ya se apañan unos con otras….

Esto es relativamente sencillo de demostrar. En plena temporada de luciérnagas (junio y julio para las luciérnagas Lampyris y Nyctophila), en una noche pueden capturarse mediante trampeo decenas de machos sin ser capaz de localizar ninguna hembra.

De manera que, al menos en nuestras latitudes, y por la experiencia con la que contamos estudiando las luciérnagas mediterránea e ibérica, nuestros encuentros con hembras de luciérnagas serán con mucha frecuencia extemporáneos, en tanto en cuanto serán hembras que emergieron al final de la temporada.

Este comportamiento hace prácticamente imposible llevar a cabo estudios de abundancia y densidad de gusanos de luz basados en la contabilización de hembras. Para hacerlos, es preciso echar mano de los machos. Resulta, sin embargo, intrigante que en otros lugares como en Inglaterra se puedan llevar a cabo estudios y censos basados en la localización de hembras de Lampyris noctiluca.

http://www.eakringbirds.com/eakringbirds6/glowwormssummary2014.htm

Los problemas no acaban con este comportamiento singular. La valoración de los efectivos de una población a partir del conteo de machos resulta complicada puesto que el número de ejemplares varía año a año, con algunas explosiones de población puntuales y otros años en los que su presencia es mucho menor.

Pero no nos desesperancemos: ¡recordemos que estamos ante luciérnagas, no gamusinos!

Es cierto que hay que reconocer que la forma más usual de localizar una luciérnaga será un encuentro azaroso: salir a pasear una noche de final de primavera o de verano y descubrirlas brillando.

Ahora bien: podemos salir «a cosa hecha». Recorrer un sendero junto a un río en una noche fresca (posiblemente sea mejor después de un día de lluvia), o en la huerta de casa o del pueblo. Mejor, evidentemente, donde sepamos o nos hayan dicho que hay luciérnagas (o que había cuando éramos pequeños, o cuando nuestros padres vivían en el pueblos… es probable que hayan seguido estando ahí durante los años en que nos hemos dedicado a crecer, esperando a que volviésemos a hacer las cosas que hacíamos cuando críos, como salir de noche a pasear, a jugar o a ver las estrellas).

Eso sí: encendiendo poco la linterna, sólo lo preciso para caminar con seguridad. Al principio es posible que nos cueste…¡hasta que nos avituemos a la luz de la noche!

Cada cosa tiene su tiempo

Si queremos buscar luciernagas hembras, tendremos que ajustar nuestro calendario al suyo. Porque, en caso contrario, sería como ir a por níscalos en agosto. O a por gamusinos durante todo el año.

Caso distinto es el de tener la suerte de encontrar una larva brillando. Pero sobre esto no se puede decir mucho más que las noches buenas para que ocurra esto son las de otoño y primavera que sean frescas y húmedas.

A partir de marzo (¡incluso antes!) y hasta final de mayo es posible descubrir las luciérnagas pequeñitas con «gafas» del género Lamprohiza. Sobre todo se han localizado en los territorios levantinos (desde Gerona hasta Albacete), aunque también está presente Lamprohiza paulinoi en la provincia de Cáceres.

Desde la primera semana de junio (tal vez a partir de los últimos días de mayo en las localidades más meridionales) podremos ver hembras de luciérnagas mediterráneas (Nyctophila reichii) a lo largo y ancho de toda España (aunque parece que no están presentes en las provincias cantábricas y son menos frecuentes en los territorios del interior más continentales). El pico de luminiscencia es más tardío en las localidades más frías, por ello no es de extrañar que sea más común verlas brillando más al sur a mediados de junio, mientras que al norte brillan la primera semana de julio.

Parece que las luciérnagas Lampyris muestran una semanas de retraso con relación a la luciérnaga mediterránea. Ello reducirá las confusiones entre machos y hembras en los muchos lugares en donde conviven ambas especies. Probablemente,una luciérnaga brillando en el mes de agsto en el norte de España sea una Lampyris, aunque determinar si es L. iberica o L. noctiluca es mucho más difícil

En el artículo Methods and recommendations for surveying firefly glow-worms (Coleoptera: Lampyridae): a practical example from Southern Spain proponemos algunas claves para realizar el seguimiento de luciérnagas [hipertexto.

Observemos luciérnagas de forma participativa

Desde 1990 se está llevando a cabo en Gran Bretaña un seguimiento de lugares en donde se ven luciérnagas (http://www.galaxypix.com/glowworms/). También se recopila información histórica, recogiendo los lugares en donde antiguamente se veían colonias de gusanos de luz.

En Estados Unidos se lleva a cabo desde 2008 una experiencia participativa de este tipo (https://www.mos.org/fireflywatch/how_to_participate).

Otros proyectos similares se han puesto en marcha en Francia (http://www.asterella.eu/), Sajonia (http://www.laternentanz.eu/Content/Project/News.aspx)
y Bélgica (https://www.natuurpunt.be/nieuws/wat-glimt-daar-het-struikgewas-20140530#.V4aKMLiLTIU)

Estos observatorios demuestran, por un lado, la presencia no inusual de luciérnagas, pero, al mismo tiempo, que parece que se ha producido o se está produciendo un declive en algunos lugares.

“¿Has visto una luciérnaga?” es el observatorio virtual desde el que os invitamos a formar un grupo de seguidores de las luciérnagas en España y a compartir nuestras experiencias con estos insectos.
Para ello os proponemos participar como estudiosos de los gusanos de luz aportando la información de vuestros avistamientos.

El cuestionario (¿Cuándo viste por última vez un gusano de luz?) es muy sencillo y tiene como finalidad recoger vuestras experiencias sobre las luciérnagas y dejar anotadas vuestras impresiones: ¿las habéis visto alguna vez?, ¿dónde?, ¿son acompañantes habituales en vuestra casa de campo o en vuestro jardín?, ¿sabíais de algún sitio en que había y ahora desconocéis si seguirán?
En algunas ocasiones será posible que identifiquéis con cierta seguridad a la especie en concreto: si es así, anotadlo. En caso contrario, tal vez podáis identificar el género.

Recordad siempre que hay que importunar lo menos posible a estos insectos y respetarlos, que será la mejor garantía para volver a descubrirlos el año que viene.

Esta información la podéis enviar a la dirección (gusanosdeluz@gusanosdeluz.es) en donde recogeremos vuestras aportaciones y haremos informes anuales para que todos los conozcáis. También podéis enviar comentarios personales o anécdotas.

Los datos personales y de localización exacta de las poblaciones no serán divulgados para evitar las molestias que de ello se pudieran derivar.

Entre todos, podremos aumentar el conocimiento que tenemos sobre estos insectos tan entrañables.

Los resultados irán enriqueciendo esta web, especialmente en las secciones Su vida/Historia natural de las luciérnagas de España y en Cuadernos, en donde aparecen reflejadas las anotaciones que enviais. .

Algunos de los resultados se presentaron al II Symposium Internacional sobre Luciérnagas (The Second International Firefly Symposium) que se celebró del 2 a 5 de agosto de 2010 en Selangor, Malasia.

Aquí puedes consultar el póster.

En el año 2011 publicamos en la revista Lampyrid el artículo The biology and distribution of glow-worms (Coleoptera: Lampyridae) in Spain (es posible descargarlo puesto que es de libre acceso).

Los resultados de «¿Has visto una luciérnaga?» se han publicado también en la revista Quercus, en el número 311 de enero de 2012, bajo el título «La luciérnagas de España».

¿Hay menos luciérnagas?

Es difícil contestar a esta pregunta sin contar con información contrastada.

Existe la percepción generalizada entre aquellos que veían gusanos de luz cuando eran pequeños de que ahora no se ven como antes.

Pero siempre es posible que esta percepción sea consecuencia del cambio de vida del observador más que de las mutaciones en el hecho observado: es decir, cuando somos adultos tenemos menos ocasiones para mirar con detenimiento y descubrir (aunque sea improvisadamente) luciérnagas; además, no solemos vagar en el crepúsculo con la misma despreocupación y, por último, deberíamos hacer la comparación en las mismas localidades y en la misma época para repetir la experiencia que nos marcó años atrás.

Las poblaciones pueden ser mucho más numerosas de lo que nos hubiéramos imaginado. En Georgia se estimó una población de una ladera cubierta de matorral entre 5,6 y 8,5 individuos/m2, en pastizales abiertos entre 3,3 a 5,5 individuos/m2, en bosques caducifolios entre 0,3 y 2,5 individuos/m2 y en campos agrícolas entre 1,2 y 3,3 individuos/m2 (Gorgadze y Tskhadaia, 1995, 1998).

En definitiva: poca gente sale al campo a dar un paseo nocturno sin llevar linterna y andando fijandose al suelo entre finales de mayo y mediados de agosto… ¿por qué no hacéis la prueba? Es mejor buscar un paraje húmedo; un sendero en la orilla de un río, o un prado, o una zona de huertas en donde sean frecuentes los caracoles.

Sin embargo, incluso teniendo en cuenta estas salvedades, hay muchos observadores que aprecian que hay menos gusanos de luz ahora que antes. Nosotros también lo hemos apreciado después de estos años de estudio.

¿A qué puede deberse?

  • Los cambios que han experimentado nuestros campos en los últimos decenios no han ido presumiblemente en la dirección apropiada para la vida de las luciérnagas.
    • Es posible que a algunas especies de luciérnagas les esté afectando el abandono de algunas zonas rurales. Áreas de huertas, vegas y pastizales, especialmente en zonas de montaña, se han abandonado, cubriéndose con una vegetación más densa de matorral o arbolado que puede ser menos favorable para el establecimiento de las luciérnagas y sus presas.
    • Son numerosas las acequias que se han abandonado o se han entubado, con la consiguiente sequedad del terreno por el que discurren.
    • Los ribazos de las parcelas se han apurado, con la pérdida de la vegetación (desde setos arbustivos a hinojales) que daba cobertura a los caracoles.
    • Muchos caminos han sido asfaltados, eliminando la vegetación de las orillas.
    • El aumento excesivo de la carga pastante de algunos pastizales los ha convertido en sitios poco propicios para la fauna de invertebrados.
    • Muchos de los lugares en donde antiguamente era posible observar luciérnagas han desaparecido. Huertas de los extrarradios de las poblaciones se han urbanizado, sellándose bajo cemento y hormigón.
    • La utilización excesiva de insecticidas y helicidas ha empobrecido en exceso la fauna invertebrada de los jardines y huertas.

– La cada día más tupida red de infraestructuras convierte en inaccesibles hasta las parcelas de terreno más próximas. Autovías y otras carreteras asfaltadas son barreras infranqueables para las larvas de las luciérnagas en sus vagabundeos o para los propios caracoles.

-La iluminación de casas y calles también actúa en contra de las luciérnagas. Parece que los machos se sienten atraídos hacia estos focos de luz (posiblemente no tanto porque crean que se trata de posibles parejas, sino porque las toman como “faros” de navegación que les desconciertan), perdiendo la posibilidad de encontrar a las hembras. La proximidad de esta iluminación artificial puede asustar o ahuyentar a los machos, de manera que las calles excesivamente iluminadas pueden convertirse en fronteras insuperables para poblaciones de luciérnagas cercanas, lo que aumenta el riesgo de extinciones locales. También el comportamiento de las larvas puede verse afectado bajo estas condiciones de crepúsculo permanente. El exceso de iluminación se convierte, por ello, en un factor de riesgo para estos coleópteros.

En cualquier caso, la presencia de gusanos de luz en una huerta o campo debe ser una fuente de satisfacción: significa que hay buenas condiciones para la vida, incluso para los bichitos pequeños como los gusanos de luz. Lo que no es incompatible con la producción de cultivos: recordemos que las luciérnagas nos han acompañado desde siempre, y seguir gozando de su presencia es una buen indicador de que, aunque hayamos mejorado nuestros métodos de producción agrícola, seguimos respetando a la naturaleza.

Protección de las luciérnagas

La preocupación por el estado de conservación de las luciérnagas traspasa fronteras. Los participantes en el Segundo Simposio Internacional sobre Luciérnagas que tuvo lugar en Selangor (Malasia) entre el 2 y el 5 de agosto de 2010 redactaron la Declaración de Selangor, en la que se puso de manifiesto esta preocupación y se proponen medidas para favorecer su conservación.

Aunque todavía no hay presente ningún lampírido en el Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esto puede ser una mera consecuencia de que estos insectos continúan siendo unos grandes desconocidos y su distribución y estatus actual están insuficientemente evaluados.
No obstante, en los últimos años se están poniendo en práctica iniciativas para conservar poblaciones de luciérnagas en diferentes países como la reserva de Luciola cruciata en la ciudad de Yokosuka en Japón (Ohba, 2012), Portugal (

Declaración de Selangor

Ofrecemos la traducción del texto original en inglés de la declaración:»5 de agosto de 2010, Segundo Simposio Internacional sobre Luciérnagas, Selangor, Malasia:

«La capacidad de las luciérnagas para producir luz ha sido utilizada para la investigación biomédica; sin embargo, apenas conocemos nada acerca de su diversidad en muchas regiones del mundo porque la investigación taxonómica sobre este grupo de insectos apenas recibe financiación ni atención. Como consecuencia de ello, solamente se han abordado estudios en profundidad en un número limitado de especies.

Al mismo tiempo, se constata la disminución de las poblaciones de luciérnagas en todo el Mundo por lo que resulta preciso adoptar medidas urgentes para conservar sus hábitat. Esta reducción es el reflejo de la pérdida de condiciones ambientales adecuadas y de la tendencia global hacia la pérdida de biodiversidad.

Los gobiernos, las autoridades locales y las agencias gubernamentales deben tomar medidas encaminadas a preservar el hábitat de las luciérnagas y apoyar la investigación, lo cual permitirá obtener información de calidad que contribuya a su conservación.

La protección del hábitat de las luciérnagas permite la conservación de otras muchas especies y aporta unas mejores condiciones de vida para los seres humanos.

Las luciérnagas tienen el potencial de ser utilizadas en educación para aumentar la concienciación ambiental y la preocupación por la conservación de la naturaleza.

En los últimos años las luciérnagas se han convertido además en iconos para el ecoturismo. Pero el ecoturismo requiere de una gestión sostenible a partir de unas orientaciones ecológicamente apropiadas. Las poblaciones locales deberían participar en las actividades de ecoturismo y obtener beneficios económicos de ello y estar implicadas en la conservación de las luciérnagas.

Los participantes del Segundo Simposio Internacional sobre Luciérnagas reconocen y defienden que:

1.- Las luciérnagas pertenecen a nuestra biodiversidad y son insectos icono que han sido materia de numerosas investigaciones, han servido de fuente de inspiración en el arte y forman parte de nuestras culturas locales, folklores y tradiciones debido a su capacidad de producir luz. Esta propiedad ha permitido utilizar sus genes y enzimas en Biomedicina para beneficio de la Humanidad.

2.- La biodiversidad mundial de luciérnagas apenas es conocida y los estudios sobre su fisiología y comportamiento se han centrado solamente en un reducido número de especies. Los estudios taxonómicos apenas han recibido financiación y no se les ha dado suficiente prioridad, pero son muy necesarios puesto que son la base de nuestro conocimiento sobre su diversidad y cruciales para el desarrollo de otros aspectos de la investigación.
3.- Las luciérnagas se han convertido en una fuente de ingresos para muchas localidades en distintas partes del Mundo y tienen potencial para lograr resultados similares en otras muchas. Las luciérnagas y su hábitat natural también contribuyen a la calidad de vida y a la economía local a través de la conservación de paisajes estéticamente agradables que tienen una gran atracción.
4.- Las luciérnagas son indicadores de la salud del medio ambiente que están disminuyendo en todo el Mundo como resultado de la degradación y pérdida de hábitat apropiado, la contaminación de los ríos, el uso creciente de productos fitosanitarios en los agroecosistemas y la mayor contaminación lumínica en áreas habitadas. Debemos estar preocupados por la reducción de las poblaciones de luciérnagas que no es si no el reflejo de la tendencia global de pérdida de biodiversidad.
5.- Es precisa la intervención de los gobiernos para conservar los hábitat propicios para las luciérnagas habida cuenta de que la restauración de hábitat no es siempre posible, requiere muchos años y elevados presupuestos.
6.- El hábitat de las luciérnagas constituye un refugio para muchas especies silvestres incluyendo mamíferos, aves, reptiles, anfibios y numerosos invertebrados. La conservación de estos hábitat, por consiguiente, tiene el potencial de preservar un amplio abanico de fauna.

Solicitamos a los gobiernos, autoridades locales y agencias gubernamentales que lleven a cabo actuaciones decisivas y concretas en los niveles regional, nacional y local para:

1- En primer lugar, y como actuación más destacada, que se protejan los hábitat de las luciérnagas para conservar estas criaturas tan simbólicas y otra fauna de manera que puedan ser disfrutadas por las generaciones venideras.
2.- Promover la rehabilitación de los hábitat de luciérnagas degradados para dar lugar a la recuperación de las poblaciones.
3.- Desarrollar planes de manejo para el ecoturismo basado en las luciérnagas de manera que permitan su gestión sostenible y en un modo ecológicamente apropiado.
4.- Promover la implicación de las poblaciones locales en el ecoturismo basado en las luciérnagas y asegurar que sean beneficiarias de los resultados económicos.
5.- Garantizar que las poblaciones locales cuenten con conocimiento sobre los hábitat, el ciclo de vida y la ecología de las luciérnagas y que están completamente concernidas en los esfuerzos por su conservación.
6.- Promover la educación en conservación de las luciérnagas en las escuelas y dar a conocer y concienciar a la sociedad sobre aspectos de su historia natural y su conservación

Recomendamos que los gobiernos, las autoridades locales, las agencias y las corporaciones apoyen destinar recursos humanos y económicos para:

1.- Inventariar y documentar las especies de luciérnagas en áreas con una gran diversidad pero escasamente investigadas como Asia, África y América tropical.
2.- Promover investigaciones taxonómicas sobre este grupo, tanto morfológicas como moleculares, lo que constituye la base para mejorar nuestra comprensión de la fauna mundial de luciérnagas, que está pobremente documentada.
3- Impulsar la investigación que dé lugar a disponer de información clave en todas las materias de su clasificación, genética, biología, ecología, comportamiento, fisiología, conservación y utilización en biomedicina.
4.- Desarrollar y aplicar técnicas de bajo impacto ambiental que reduzcan la degradación del hábitat de las luciérnagas pero que permitan el desarrollo de infraestructuras que beneficien a las poblaciones locales.
5.- Colaborar y compartir los resultados de la investigación entre los investigadores, y comunicar los hallazgos a las autoridades para contribuir a la conservación de las luciérnagas.
6.- Fomentar la educación escolar y la dirigida a las poblaciones locales y a la sociedad en general sobre la ecología y conservación de las luciérnagas para inculcar responsabilidad ambiental.»